domingo, 6 de noviembre de 2011

Aquellos maravillosos años....Persépolis 2007/2008

El mítico Pirouzi, también conocido, y más en los últimos tiempos como Persépolis Teherán, es el protagonista de nuestro segundo recuerdo a Aquellos maravillosos años que vivimos en el fútbol iraní. Corría la temporada 2007/2008y el mítico club iraní, fundado en 1963 y el más laureado de todos los tiempos, llevaba 5 años de sequía en liga. Afshin Ghotbi, un entreador que había hecho carrera como asistente en equipos estadounidenses y surcoreanos, era el elegido para intentar ganar un título que se le resistía. Ghotbi prometió el títuo de liga, pero, tras un comienzo titubeante, las cosas se complicaron más aún cuando el equipo vio como se le restaban 6 puntos al casillero. Faltaban 7 jornadas y los del Azadi, se encontraban muy lejos de la cabeza, el Sepahan. La derrota 4-1 en la jornada 27 frente al Esteghlal Ahvaz, junto con los problemas de indisciplina de Sheys Rezaei (el mismo jugador que acaba de ser apartado del equipo por el "affaire sexual" con Nosrati)  y Mamani , parecían enterrar definitivamente las opciones del club. Sin embargo, una racha de 6 partidos sin perder, incluidas 4 victorias iban a llevar a un final de liga que nunca se olvidará entre los aficionados del fútbol iraní.
La historia comenzará en la jornada 31, cuando el Sepahan, líder, empataba a 3 en su visita al Bargh y el Persépolis, vencía en Karaj al Saipa por 0-1, con 60.000 espectadores en las gradas (ese campo suele reunir a unos 2.000 a lo sumo). Quedaban tres jornadas y el Persépolis tenía que enfrentarse aún al Saba, tercer clasificado y con opciones de ganar la liga, y el último día recibir al Sepahan en un duelo fraticida. La victoria por 1-4 frente al Saba en Qom, dejaba para la última jornada un momento mítico. El Persépolis recibía en el Azadi, ante 100.000 espectadores al Sepahan. Los de Esfahán contaban con 58 puntos, mientras que los de Teherán tenían 56. Ambos dependían de sí mismos, aunque el empate valía a los visitantes. Un tanto de Khalili, encarrilaba el partido para los locales pero el joven Hajsafi (entonces 18 años), ponía las tablas. Todo parecía perdido, cuando el árbitro añadió 6 minutos. Falta en la frontal del área y buenos tiradores. El lanzamiento de Ashobui rebota en la barrera, Khalili empalma el rechace que va camino de perderse por el fondo, entonces aparece un jugador del Persépolis, frena la bola, la eleva, y la cabeza de Sepehr Heydari aparece para enloquecer a los aficionados del club con más seguidores de Asia. El Persépolis de Ghotbi había ganado, in extremis, la liga. Desde entonces, no ha vuelto a levantar este título, y los poco acostumbrados a sufrir seguidores del Pirouzi, se consuelan con la Hazfi Cup del último año y con constantes eliminaciones en primeras rondas de torneos continentales...Ghotbi por su parte, encarriló su carrera y tras ser seleccionador de Irán varios años, se encuentra en Japón a los mandos del Shimizu.

¿Quién formaba este Persépolis ganador?
Pocas alineaciones podremos recordar mejores en el fútbol iraní de los últimos años. En la portería, Vaezi, internacional por Irán fue el titular habitual, teniendo competencia por parte de otro buen portero, Hassan Roudbarian.

La defensa se modificó toda vez que Rezaei fue apartado del equipo. Comenzó con una clara línea de 4 que jugó la primera parte de la temporada, con Nosrati en la banda derecha, pareja de centrales para Rezaei y Heydari (ambos entonces en la selección y con un nivel sensacional) y con Pejman Nouri reconvertido en el lateral izquierdo. La temporada iba a acabar con Kaebi en banda derecha, Bagheriha en el zurdo y Nosrati acompañando a Heydari en el centro de la zaga. 

El centro del campo sufrió alguna variación. Una línea de 5, que podía ser considerada como un 2-3 típico, con Ashoubi y el mito Bagheri como directores del equipo. Esta pareja no varió en toda la temporada y fue la base del éxito. Por delante,Aghaei y Vahedi Nikbaht tuvieron una aportación en goles y asistencias sublime, viviendo los mejores momentos de su carrera. Badamaki era el enganche al principio, aunque perdió el sitio por la irregularidad que siempre, y aún hoy, le caracteriza. La temporada acabó con Nouri jugando en el centro del campo en una especie de trivote,y con Zarej, una de las apariciones, teniendo muchos minutos en banda derecha. Jóvenes como Bahador Abdi empezaban a aparecer en el fútbol local.

Arriba, un hombre fue la sensación de la temporada. Ya había sido clave en el título del Saipa que veíamos el otro día en el blog y esta temporada acababa de explotar. 18 goles, muchos de ellos clave y de bella factura, para un Khalili que se consagró como el delantero del momento en Irán. Una pena que le durara tan poco el fuelle. Ninguno de los suplentes consiguió hacer sombra a Mohsen, ni el croata Dragejovic, el más usado), ni el veterano tanque Fatemi; ni siquiera los emergentes Khorsandi ni Kheirkhah.

Difícil volver a ver un Persépolis así,pese a los intentos que en los últimos años acometen todo los veranos desde el Azadi. Los seguidores del mítico Pirouzi aguardan un año de celebraciones. Celebraciones que resonarán en todo el mundo, pues el Persépolis es un mito, más allá de Teherán.

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